Un orgulloso centinela del pasado
El castillo de Glenquin data del siglo XV y fue construido por la familia O'Hallinan, un clan gaélico irlandés que dominó esta región durante generaciones. Las casas torre como ésta eran a la vez hogares y fortalezas, construidas altas y fuertes para protegerse tanto de clanes rivales como de invasores.
Con sus cinco pisos de altura, el castillo domina el paisaje rural, y sus gruesos muros de piedra y estrechas ventanas permiten vislumbrar una época en la que la protección y el prestigio iban de la mano. A lo largo de los siglos, Glenquin pasó por las manos de varias familias notables, incluidos los Fitzgerald y la Corona inglesa, reflejando las cambiantes mareas del poder durante la turbulenta historia de Irlanda.
Curiosidades arquitectónicas y artesanía
Una de las características más fascinantes del castillo de Glenquin es lo intacto que permanece. Muchos de sus elementos originales siguen en su sitio, como una escalera de caracol, troneras defensivas y un hermoso techo abovedado en una de las cámaras superiores. Los muros están salpicados de pequeñas cámaras y elementos ingeniosos, como un agujero asesino sobre la entrada que se utilizaba para verter agua hirviendo o piedras sobre los visitantes no deseados.
Y un dato curioso: se dice que Glenquin nunca fue tomada por la fuerza, lo que añade un cierto orgullo al lugar. Tal vez se debiera a su ingenioso diseño o al feroz espíritu de quienes vivían entre sus muros.
Consejos prácticos para visitarlo
El castillo de Glenquin es un lugar no guiado, lo que significa que lo más probable es que lo tenga todo para usted solo. La mejor forma de llegar es en coche, ya que se encuentra en una zona rural del oeste de Limerick, no lejos del pueblo de Ashford. No hay que pagar entrada y, aunque el acceso al interior puede estar limitado en ocasiones, se puede admirar el exterior y hacerse una idea real de su presencia y finalidad.
Los alrededores son perfectos para pasear por el campo y sumergirse en el tranquilo ritmo de la Irlanda rural.
Si le gusta ver castillos, Glenquin es el complemento perfecto para un día explorando los lugares menos conocidos del patrimonio de Limerick. Prepare un almuerzo, traiga un buen par de zapatos para caminar y déjese llevar por el ritmo del pasado.
