Carlow Castle

Una fortaleza normanda con un pasado misterioso

El castillo de Carlow fue construido a principios del siglo XIII por William Marshal, uno de los señores anglonormandos más poderosos de Irlanda. En aquella época, Marshal era conocido por su destreza militar y su lealtad a la corona inglesa, y Carlow fue elegido estratégicamente para vigilar el vital cruce del río.

A diferencia de muchos castillos de la época, el de Carlow tenía un diseño muy inusual. Tenía una torre rectangular flanqueada por enormes torres circulares en las esquinas, cuatro en total, aunque hoy sólo quedan dos en pie. No contaba con grandes muros de contención ni terraplenes exteriores, algo poco habitual en las fortalezas normandas. Algunos creen que su función era más la de residencia fortificada que la de complejo militar.

De la gloria a la ruina

El castillo se mantuvo en pie durante siglos, pero su caída no se produjo por un asedio o una batalla, sino por un ambicioso experimento médico. En 1814, un médico local intentó convertir la estructura en un manicomio. Durante el proceso, grandes secciones del edificio fueron demolidas con explosivos, dejando sólo intactos el muro occidental y dos de las torres originales.

Es uno de los grandes "y si..." de la arquitectura irlandesa: lo que podría haber existido hoy si los planes del médico hubieran sido más respetuosos con la historia.

Cosas que ver y hacer

En la actualidad, el castillo de Carlow es una conmovedora ruina que domina el río. No tiene guía y es de acceso gratuito, lo que lo convierte en una parada fácil y gratificante durante un paseo por la ciudad. Aunque el lugar en sí es pequeño, constituye una oportunidad fotográfica impresionante, especialmente a primera hora de la mañana o a última de la tarde.

El castillo se encuentra a un corto paseo del animado centro de Carlow, donde podrá explorar las tiendas locales, cafeterías y el cercano Museo del Condado de Carlow. Si desea profundizar en la historia normanda de la ciudad, el museo cuenta con fascinantes exposiciones que sitúan el castillo en su contexto.

Consejos prácticos

No hay que pagar entrada ni horarios formales de apertura: es una ruina al aire libre, a la que se accede fácilmente desde el sendero de la ribera. Lleve calzado cómodo si piensa explorar más zonas de la ciudad o los paseos junto al río. Hay aparcamiento en las inmediaciones y la estación de tren está a poca distancia a pie.