Una huella normanda en el sureste
El castillo de Dungarvan, o castillo del rey Juan, como se le conoce a veces, se construyó hacia 1185 por orden del príncipe Juan, que más tarde se convertiría en rey de Inglaterra. Como muchas fortalezas de su época, formaba parte de una estrategia para afirmar el control sobre las tierras recién reclamadas.
Su diseño original era bastante inusual en Irlanda: una torre del homenaje poligonal, más común en Francia e Inglaterra. Esta rara característica arquitectónica hace que el castillo de Dungarvan destaque entre los castillos normandos irlandeses. Con el tiempo, se añadieron otros edificios y el emplazamiento evolucionó para reflejar las necesidades cambiantes: de fortaleza medieval a cuartel militar del siglo XVIII.
De fortaleza a cuartel militar
En el siglo XIX, el castillo encontró una nueva vida como cuartel de la Real Policía Irlandesa, función que siguió desempeñando hasta principios del siglo XX. Durante la Guerra Civil irlandesa, fue ocupado brevemente por las fuerzas republicanas y posteriormente incendiado por los combatientes contrarios al Tratado que se retiraban, dejando cicatrices que aún pueden verse en algunas partes del edificio.
En la actualidad, el castillo ha sido cuidadosamente restaurado y ofrece a los visitantes un recorrido por su pasado a través de atractivas exposiciones y muestras interactivas.
Qué ver y hacer
El centro de visitantes del castillo ofrece una fantástica panorámica de la historia de Dungarvan, desde sus inicios medievales hasta el siglo XX. Hay objetos fascinantes, exposiciones interactivas e incluso un cortometraje que da vida a la historia.
Suba a la torre para contemplar el puerto e imagine los barcos que antaño entraban en esta bahía protegida, transportando mercancías, soldados e historias de tierras lejanas. El patio interior del castillo también es un espacio encantador: tranquilo, cerrado y un lugar perfecto para hacer una pausa.
Consejos prácticos
El castillo de Dungarvan está justo en el centro de la ciudad, a un corto paseo de cafeterías, pubs y el pintoresco puerto. La entrada es gratuita, y se ofrecen visitas guiadas durante la temporada turística principal. Es un lugar compacto, por lo que una hora suele bastar para visitarlo todo.
También hay aparcamiento en las inmediaciones y mucho que explorar a pie en la propia Dungarvan, incluida la popular Waterford Greenway si le apetece dar un paseo más largo a pie o en bicicleta.
Si estás por aquí un día de mercado, coge un poco de queso local o pan fresco y disfruta de un picnic en el prado justo fuera de las murallas del castillo.
